El término japonés “Ikigai” nos invita a buscar nuestro propósito de vida, una senda que debería ser fundamental en la educación. ¿Cuántas veces hemos perdido el rastro de nuestras pasiones al ceder ante el frenético ritmo impuesto por la sociedad?

En la educación, es crucial cultivar el reconocimiento de nuestras pasiones. Tendemos a dejar de lado aquello que amamos en el trayecto hacia la adultez, siguiendo convenciones sociales que, a menudo, nos alejan de nuestra verdadera esencia.

Enseñar a los niños a mantenerse conectados consigo mismos es esencial. Es crucial que no se vean arrastrados por estándares impuestos por otros, privándose de la oportunidad de perseguir sus verdaderos sueños. Todos somos capaces de lograr aquello que nos proponemos, y nadie debería dictar lo que pueden o no pueden llegar a ser.